
Desde la alta tribuna, ¿bajó la instrucción o siguieron el mal ejemplo?, de repetir hasta la saciedad que -en México-, debe cambiar el modelo de justicia. Con relación a eso, en diversos artículos consultables en esta página, hice mis pronunciamientos. En otros escenarios, los verdaderos expertos, han expuesto la desproporción -jurídica- de lo que pretende el presidente de la República.
En mi artículo Remisos, que publiqué el día 17 de febrero del año en curso (por citar uno), referí a la falta de congruencia del doctor Arturo Zaldívar, quien, después de años y años, en los que estuvo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (como ministro y hasta la presidió), nunca hizo comentario alguno al respecto, y en cuanto salió de ahí, a insistir en que debe cambiar el escenario, en el que él estuvo de plácemes…, ¡uf! Ah, y, ya sabemos, porque apresuró su salida…, …para irse a MORENA.
El día cuatro de mayo de este año, otro personero de la llamada 4T, insistió al respecto. Dijo el doctor Ricardo Monreal, en un ‘post’ en la plataforma ‘X’: “Es urgente la reforma en materia Judicial. La escalada de delitos y la impunidad ameritan una revisión a la puerta giratoria del sistema penal y, en general, a todo el sistema de justicia. Mi opinión, vía @mileniotv.”
A tan impreciso comentario di respuesta, en la misma plataforma, en los siguientes términos: Es muy sencillo senador: sin prevención y seguridad pública, hay impacto en una carpeta de investigación; si ésta, no está bien integrada, los jueces tienen que actuar a consecuencia. La puerta gira, desde tiempos remotos, en la historia universal. Ya deje de estar de queda bien.
En el aula, en mis obras y artículos, he expuesto y, aquí -con su permiso- insisto, son cinco momentos: prevención del delito / seguridad pública / investigación de las fiscalías / impartición de justicia a cargo de los jueces, y / reinserción social, en los penales.
Qué pena, que, quien tiene años de impartir clases de Derecho constitucional (hasta en posgrado), mezcle los anteriores ‘momentos’, para congraciarse con la cúpula del poder, y, por la escalada de violencia (a falta de prevención, seguridad pública y de investigación), pretenda legitimar la idea de quitar a los jueces con estudio, carrera judicial y exámenes de oposición, para dejar a los que tienen identidad con su partido y con las altas ‘decisiones’. Qué lamentable.
Por lo que hace a la puerta “giratoria”, que cita el doctor Monreal, como la llaman (más empecinados que analíticos), insisto, la puerta gira desde tiempos remotos. En la obra Del sistema inquisitorio al moderno sistema Acusatorio en México, que publicó la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2013, es posible leer, de la Roma Imperial: … respecto del infractor “…cuando procedía su libertad… “…la caución estaba representada por otra persona, a cuya guardia se le confiaba. Cientos de años después, señor senador, nos quiere ver en taparrabos… ¡uf!
En el México contemporáneo, hay dos antecedentes, respecto de la libertad en el proceso penal: uno, por la ‘medición’ del término medio aritmético de la pena; otro, por el catálogo de delitos graves. Hoy, los delitos de prisión preventiva oficiosa y justificada. De la última, urge capacitar a quienes realizan la seguridad pública, para que sepan realizar un Informe Policial Homologado; a los agentes del Ministerio Público, para que sepan plantearla. Así, los jueces, no liberarán a los imputados; solo que, como los citados agentes pertenecen al Ejecutivo (la autonomía de las fiscalías es una quimera), ‘van’ por los puestos de los jueces, a los que no tienen bajo control. Senador…, …no se engañe.
Vaya personeros de la 4T. En otros tiempos, unas luminarias del Derecho; hoy, con brillantes…, ocurrencias. Estoy seguro de que, no perdieron sus conocimientos, sí su autonomía de pensamiento y su compromiso profesional. ¿Qué dirán sus exalumnos y colaboradores?, a los que ayer les dijeron una cosa ¿y…, hoy? Respecto de cambiar el modelo de justicia, como lo pretende el presidente de la República y sus personeros le aplauden, dos cosas muy puntuales.
Primero, ¿qué pasaría con los planes y programas de las universidades?, en las que estudian los abogados, incluso en los posgrados. Porque…, el señor presidente de la República ha dicho que, “no me vengan con eso de que la ley es la ley”; luego, ya no será necesario que estudien, Derecho constitucional, amparo, Derecho civil, Derecho familiar, Derecho penal, etcétera y…, ¿entonces?, deberán ir a tomar cursos de simpatía, poses personales, ademanes de saludo y conquista al público.
Y, aunque el presidente ya se va, quien pretende que le siga, ha dicho que va a construir el segundo piso (sin cimientos) de la llamada 4T, y, para ello, estará en la misma sintonía o, él ordenará tras bambalinas. Ah, y sin jueces preparados, justicia por decreto y a los golpes…, entonces, ya sabemos lo que podría depararnos el futuro a partir del 2 de junio próximo.
¿y la relación jurídica, de México, con el resto del mundo?, sin jueces bien preparados, cómo interpretar los alcances que generen organismos internacionales, cómo darle vigencia los tratados.
Segundo. Atento lo invito a unas reflexiones: en el supuesto, de que deban practicar una cirugía a un ser querido (máxime si es delicada), ¿quién desea que lo haga?, el especialista que destaca en esa rama de la medicina, o, el médico que tiene más aceptación por la población. Si usted va a construir su casa (después del esfuerzo que debió hacer para lograrlo), quiere que dirija la construcción un buen arquitecto / ingeniero, o quien tenga más simpatía entre los amigos del barrio o la colonia.
Ante lo obvio de las respuestas…, …si se trata de juzgar, respecto de temas de familia, sus propiedades, posesiones y ni se diga de la libertad de alguien…, los seres queridos -de quien esté involucrado-, preferirán que lo haga ¿un Juez serio, con carrera judicial, examen de oposición o el simpático de la colonia? La respuesta también es indiscutible.
Una pregunta a los miles y miles de abogados de todo México, a sus profesores, a los directivos de sus instituciones de Derecho y a los rectores de sus universidades, ¿cómo cambiar la ciencia jurídica, por la efímera simpatía? Ah, y no tomen como referencia a los citados juristas, me decepcionarían.
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