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TORBELLINO JURÍDICO

Foto del escritor: Palemón AlamillaPalemón Alamilla


En día reciente coincidí, con un exalumno de licenciatura, en un juzgado. Además del saludo y los parabienes recíprocos, tuvimos un breve diálogo, en el que, quien fue destacado estudiante me dijo, “profesor, tengo la inquietud de cursar una maestría…”, a lo que asentí de inmediato, ante la necesaria actualización, que realizamos gran cantidad de abogados.

 

Le dije, es indispensable hacerlo; además de sus estudios de licenciatura, ya realizó algunos años de práctica profesional…, …le vendrá bien. Lo anterior, sin reflexionar, en lo que siguió en ese cordial diálogo, en el que insistió mi exalumno, “¿qué me sugiere estudiar?” y…, si -en el aula- no titubeé, ante las preguntas -de él y de sus compañeros-…, ahí sí lo hice.

 

Por qué mi duda…, …por las anunciadas (algunas ya consumadas), reformas a nuestra Carta Magna, y lo que falta; y, que, visualizo en dos supuestos: 1° la pretensión de tener un entramado legal ‘nuevo’…, …un ‘cheque al portador’, como lo trazó el anterior presidente de la República, y 2° lo que ya hacen valer, para que -la democracia- coexista en la práctica y no solo en el diccionario.

 

Luego, más que sugerencia…, …prevención, ¿estudiar una maestría en Derecho constitucional?, si los antecedentes históricos -que son de especial relevancia- no los pueden cambiar, sí lo que estamos viviendo ahora, como la Reforma al Poder Judicial; insisto…, …y, lo que sigue. Las universidades, en forma por demás necesaria, tendrán que actualizar sus programas de estudios (incluso en licenciatura), por todo el impacto consecuente. Qué torbellino jurídico le dibujé a mi exalumno.

 

Abundé, con el cúmulo de reformas, ¿qué estructura tendrán, la Constitución de la República y las leyes secundarias?; y, respecto de algunas materias, estudiadas en el lapso -de la entrada en vigor- de las nuevas disposiciones, ¿habrá vacíos de explicación?, creo que sí. Los anteriores argumentos quedaron para el puntual análisis de quien, con la despedida afectuosa, concluimos el encuentro.

 

Con el diálogo que refiero en párrafos anteriores, podemos dimensionar lo que implica ‘cambiar´ -o trasformar- (para utilizar su lenguaje), diversas disposiciones de la Carta Magna, de ´porrazo´, si me permite (n) la expresión. Todo ello traerá diversas consecuencias, y habrá damnificados; además de la justicia -en sí-, el desarrollo profesional desde las universidades, entre otras muchas cosas.

 

Porque… …no acontecerá -todo- ‘de la noche a la mañana’. En un acto de prudencia, madurez y responsabilidad (que de pronto no vemos en algunos), hay que respetar los tiempos, las disposiciones legales -aún existentes- y dar sentido a lo que pretenden ‘construir’, si es que < en verdad > se trata de una construcción, con sustento en el orden y como referente en la ley.

 

Y, al respecto, cito un ejemplo: La Reforma Constitucional de Seguridad y Justicia de 2008, y posterior publicación (el 5 de marzo del 2014), del Código Nacional de Procedimientos Penales, que, nos permitiría dejar el oscuro proceso penal (que tuvimos por más de cien años), y…, en una necesaria evaluación, ¿cómo vamos después de más de 10 años de la entrada en vigor de ese normativo? Por cierto, Reforma que surgió por la inquietud de los países de Iberoamérica, no lo olvidemos, como ya lo hemos expuesto, con el soporte y los créditos de esa explicación. 

 

Insisto, cómo vamos, si hay carpetas de investigación que, como los expedientes de averiguaciones previas, llevan meses y años en las agencias del Ministerio Público. ¿Acaso…, …los agentes de Policía (de la corporación que usted elija), reciben denuncias, como lo establece ese Código Nacional?; ¿ya tomó cause la acción penal por particulares..., …para despresurizar las muy saturadas procuradurías / fiscalías?; ¿suprimieron el auto de vinculación a proceso?; ¿es común ver asuntos (en ambos fueros), respecto de la responsabilidad penal de las empresas? Y -en todo- la respuesta es… ¡NO! Así, en tres administraciones federales, por apatía o falta de compromiso, poco, muy poco avanzamos.

 

Ahora…, crecerá el torbellino jurídico; de por sí, agitado como ya lo estaba… …desde aquella imprecisión, que, por los acontecimientos políticos, le dieron rango constitucional. Me refiero a la disque ‘autonomía de las procuradurías / fiscalías’; que, insisto, si no pertenecen al Ejecutivo…, ¿las van a llevar al Poder Legislativo?, imposible; acaso ¿al Poder Judicial?, inviable. Y -ahora- ese Poder Judicial (con la Reforma), en forma tácita, intentan ‘arrastrarlo’ …hasta al Ejecutivo…, ¡Ufffff!

 

Lo mismo con los lamentables homicidios, que, en vez de resolverlos, fueron banderas políticas, para (no solo lucrar con el dolor de los ofendidos), descalificar al adversario político; aunque, hayan pasado por alto que, tales acontecimientos (en un 80 %), como algún día lo dijo el expresidente López Obrador, son producto de la guerra entre grupos delictivos organizados, a quienes debe acotar la seguridad pública federal e investigar la fiscalía general de la República. Al respecto, atento lo (s) invito a leer mi artículo Manoseo y confusión, que publiqué en esta misma página el 15 de octubre del 2022.  

 

Lo mismo, con el problema de los desaparecidos, que sí bien (como el homicidio), su investigación es competencia del fuero común, los particulares no tienen la capacidad operativa, para desaparecer a miles de personas. En esos dos delitos está la mano de la delincuencia organizada, con lo que implica acotarlos, investigarlos y perseguirlos, como lo referí en el párrafo anterior.

 

Así, con la confusión, por la supuesta autonomía de las fiscalías; los homicidios y desapariciones (con cifras récord en la pasada administración [y… contando]); la imprecisión, en la que solemos caer, al no diferenciar la seguridad pública con la investigación (el antes y el después de la comisión del delito), y las reformas constitucionales (que quieren realizar en forma express), …qué torbellino jurídico.     

 

Saludable sería que -las universidades- y, en particular, los directores de las escuelas y facultades de Derecho aparezcan, con pronunciamientos, que dejen en claro muchas cosas. Organizar algunos simposios, diplomados, etcétera; y enviarles folletos (con ‘monitos’) a los legisladores, porque -a muchos no se les da- por lo menos leer. En días recientes, con pena ajena y gran aflicción, vi las entrevistas en las que (algunos) < no supieron qué artículos de la Constitución reformaron >.

 

Qué desgracia para México < quede para la historia > cambiar el destino del país con solo obedecer, y conscientes de que -así- lo están haciendo; además de que, como los 36 millones de votos no alcanzaron; se ‘apoyaron’ (cooptaron), en los que siempre renegaron... …y -aún con ello- como cacaraquean esa ‘mayoría’. Qué torbellino…. Por todo eso, ni como decirle otra cosa a mi exalumno.






 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

Progreso de Obregón, Hidalgo.

Correo electrónico: info.alamilla@gmail.com

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