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SUS MEMORIAS, LAS INDISCRECIONES Y REMEMBRANZAS

Foto del escritor: Palemón AlamillaPalemón Alamilla



Dentro del mundo editorial, entre la interminable lista de publicaciones de libros, en 2021, apareció El fiscal de hierro, bajo el sello de Planeta. En 2022, Indiscreciones y remembranzas, de AQUA Ediciones. En ambos, sus autores, Javier Coello Trejo y Everardo Moreno Cruz, en su orden, refieren a su paso por la vida pública. En los subtítulos, el primero, alude a sus memorias y el segundo, a lo que refirió, como revelaciones de la política mexicana.


Hay diversas cosas en común, entre los dos autores: ambos son abogados; caminaron dentro de las entrañas del poder; fueron subprocuradores de la República; hoy laboran en sus despachos jurídicos y, para satisfacción de quien esto escribe, colaboré con ellos en las tareas de procuración de justicia.


En marzo de 1989 ingresé a la Procuraduría General de la República. Al mes siguiente, detuvieron en Guadalajara a quien -en ese tiempo- lideró las acciones delictivas, al más alto nivel, en ese submundo. Una vez detenido, fue puesto a disposición de un Juez de Distrito (competencia federal) y, semanas después, me adscribieron al Tribunal del proceso penal, para participar en ese asunto.


Por el devenir procesal y otras circunstancias, que en ese momento acontecieron (en el asunto de referencia), por primera vez en mi vida, pisé una oficina de tan alto ‘nivel’ y conocí al entonces subprocurador antinarcóticos. Después de esa fecha, incluso por otro asunto, acudí una o dos veces más, antes de mi primera comisión a una plaza foránea. Con el paso de los años (cada uno en su vida profesional), alguna ocasión coincidimos en un restaurante en la ciudad de México y, para mi satisfacción, me recordó y, cordial, me saludó.


En mi querida Facultad de Derecho, de nuestra gloriosa UNAM, cursé la materia Derecho constitucional con el licenciado Hugo Cervantes del Río y, algunos jueves, que no acudió, la clase la impartió el maestro Everardo Moreno Cruz.


La cátedra del profesor Cervantes del Río fue impactante, por el alto contenido en su exposición, con gran fluidez y elocuente discurso; además, de una muy elegante personalidad. En ese tiempo, su exposición, precedida de su actividad, como secretario de la Presidencia de la República, precandidato a la silla presidencial y jefe del territorio de la Baja California Sur. Casi 32 años después, de ser mi profesor, llegué a esa muy bella entidad, para ser el procurador General de Justicia.


En el devenir de mi paso, por la Procuraduría General de la República, en 1996, fui comisionado a la Subdelegación de Procedimientos Especiales, como agente del Ministerio Público. Al año siguiente, nombraron al maestro Everardo Moreno Cruz, como subprocurador de Averiguaciones Previas y, por la atención a un asunto relevante, Eduardo Salgado, entonces subdelegado, me instruyó apersonarme en la oficina, del subprocurador, para recibir instrucciones directas de él.


De pronto no lo recordé, como mi profesor de algunos jueves en la Facultad; un poco, quizá por la impresión que me causó su muy hiperactiva forma de atender su trabajo. Ni bien instruía y ya quería ver los resultados. Con motivo de ese primer asunto y otros que le siguieron, me nombró director de Procedimientos Penales de la Zona Centro; después coordinador de Asesores. Fue ahí, en uno de los pocos espacios de tiempo, que le referí de sus exposiciones en la Facultad.


Tuve el privilegio de ser delegado en Aguascalientes, dentro de la estructura de la subprocuraduría a su cargo, para -con ello- estar dentro de las diez delegaciones que, al concluir esa función pública, entregó sin rezago alguno. Quede para la historia, de la siempre agitada procuración de justicia, ese logro.


Como el profesor Cervantes del Río, el maestro Everardo, también fue precandidato a la Presidencia de la República. En sus indiscreciones y remembranzas, narró lo que entonces aconteció. Como y con lo que vivió, en ese trance en su militancia partidista.


En los dos libros que aquí refiero, con la solvencia profesional que los distingue -sus autores- nos conducen por los laberintos de la vida pública de México, a fin de que sea posible asomarnos a los aconteceres y a las acertadas -o no- grandes decisiones de quienes detentaron el poder. Cada uno con sus antecedentes, participación y, desde luego, con su estilo. Ambos muy respetables.


Insisto, en su vida pública, hay similitudes; empero, la diferencia, por los asuntos que, en la Procuraduría General de la República, atendieron. El tema antinarcóticos, qué complejo. Desde hace unos años, es algo que -en México-, y en otras partes del mundo, genera un clima de violencia y de situaciones por demás delicadas. En el tiempo en el que esas tareas estuvieron a cargo del licenciado Coello Trejo, sin paralelo, por la cantidad de detenciones y aseguramientos.


Por lo que pude realizar en esas actividades, me quedo con el trato amable y deferente que de ellos recibo. Del maestro Everardo, hasta su amistad que me honra. Quienes nos desempeñamos en tareas modestas, también tenemos mucho que comentar, respecto de nuestras vivencias. Entre otros altos exfuncionarios, ya las entregué a ambos. A consecuencia -de la lectura- y evaluación consecuente, podré corroborar la razón de su trato.

 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

Progreso de Obregón, Hidalgo.

Correo electrónico: info.alamilla@gmail.com

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