
No referiré a la división de poderes, en el sentido dogmático, sí a lo que advertimos en el día a día, en forma casi recurrente, por las expresiones de quienes integran esos poderes.
A guisa de no cansarlos, referiré al artículo de hace unas semanas, que intitulé Cambios de forma misma solvencia en el PJF, en el que aludí al muy alto nivel de preparación, en el personal del Poder Judicial de la Federación y, al que debieran acercarse, los tribunales superiores de justicia y, en especial, las fiscalías. De no ser así -dije-, una y otra y diversas reformas, como la reciente, no tendrán impacto en el amplio sector de los gobernados.
En los tribunales superiores de justicia, hay jueces y magistrados con gran preparación. El problema que advierto ahí es que -algunos-, no logran alcanzar la mayoría de edad, en impartición de justicia y, sucumben a ‘líneas’, en vez de observar la ley. En las fiscalías (sin generalizar), está marcada la falta de preparación. Luego, cuando los asuntos llegan con los jueces (sin soporte) hay que sumar -en algunos - las ‘directrices’. Antes, la falta de preparación de los cuerpos de seguridad, los que les llevan los asuntos al Ministerio Público. Además, sumar que, en cada administración, parece que la justicia se reinventa y truncan planes y programas. Los resultados están a la vista. ¡Vaya escenario!
Además de lo delicado, del panorama anterior, surgen las descalificaciones, sin que estén precedidas de la solvencia profesional, de quienes realizan la labor de seguridad. Pareciera que -algunos- no ven la gran brecha, entre el hecho y el derecho. Con lo primero, por más que nos parezca correcto, no podemos ir ante un juez, pues podría aparecer la reminiscencia de la venganza privada (entre otras cosas). Por ello, la evolución de las leyes, para enmarcar -en la justicia- lo justo y aplicar una sanción, en términos de ley.
En el actuar de diversos servidores públicos -de las distintas instituciones de México- no hay un sola en la que, alguno de sus integrantes, no haya cometido actos contrarios al orden legal, por mínimos que sean. De todas esas instituciones -la que menos-, el Poder Judicial de la Federación, por mucho. Por eso -al escuchar- a un secretario de Estado, decir “el enemigo está en el Poder Judicial…”, quiero pensar que la expresión adecuada debió ser “…el filtro de revisión, en el actuar, dentro del orden legal… está en el Poder Judicial…” Descalificar a los jueces, sin ver lo que pasó y pasa, en todas las instituciones, es afirmar sin visión clara y precisa.
Sí es acertada su afirmación, relativa a que -cada institución- debe actuar y hacer su labor “…bien fiscalizada y judicializada…”, de ser así, no hay que esperar ‘ayudas’ del Ministerio Publico y de los jueces, pues su labor no equivaldría a procurar e impartir justicia; antes bien, podrían aparecer las evocaciones de referencia. La justicia de los tiempos del ‘santo oficio’, solo por citar un referente.
En estos tiempos, una adecuada y solvente seguridad, traerá como consecuencia, frenar los hechos que impactan en una carpeta de investigación y, de ser necesario, con solvencia, llevar el asunto al Ministerio Público, para que éste lo haga ante el juez. A partir de ahí, cada uno responderá por su función y, en su caso, fincar responsabilidad en la ley, no en el discurso. En especial, sin generar divisiones, ni minar la actuación del otro, más bien sumar con preparación y solvencia. De no ser así, quienes estarán de plácemes, serán los que actúan contrarios al orden legal.
Comments