
Dos temas invadieron el escenario, en esta tercera semana de octubre del 2021. Para seguir el orden de la irrupción, en los corrillos políticos y en la academia, primero fue el de la seguridad. Escuchamos a diversos actores de la vida pública (incluso desde la primera magistratura), analistas y algunas otras opiniones. Todas muy respetables.
En el aula, en disertaciones y en mis trabajos escritos, lo he expuesto…, son cinco rubros que la ciudadanía evalúa: - prevención del delito, - seguridad pública, - procuración de justicia, - impartición de justicia y - reinserción social. Lo diré otra vez: lo que no hagan en prevención del delito y seguridad pública, impacta en una carpeta de investigación y comienzan los problemas. Dijera una colega…, “el Derecho penal aparece, cuando el daño ya está hecho”.
Hace falta intensificar la -prevención del delito- de parte de procuradurías y fiscalías, a fin de alertar a los (a veces) confundidos jóvenes, de los riesgos constantes en las calles. Es indispensable que tengan claridad en diversos temas. Después son irreversibles.
Es relevante evaluar la actuación, de los responsables de la seguridad, en los tres niveles de gobierno. Es necesario hacerlo; pues, para efectos de investigación, el informe policial homologado -de hoy- es la sentencia -de mañana- y, las falencias, tienen consecuencias.
Al hablar de seguridad, refieren al número de muertos. Surgen las evaluaciones, la repartición de culpas y el ensalzamiento de los que, dicen, lograron reducirlos. Sin duda, el tema es muy preocupante; solo que, no es posible referir solo a eso. En algunos lugares, los homicidios mutaron en desapariciones y, en donde no había, hoy -ya- hay secuestros; luego, la evaluación debiera ser integral, con -ese elemento- que generan la intranquilidad.
Lo anterior, por el indiscriminado tráfico de armas y municiones. Sin esos artefactos, no habría enfrentamientos entre grupos delictivos y…, sin muertos. El Titular del Ejecutivo federal, reorganizó la administración y, encargó, las aduanas a otro ente administrativo. Loable el que, hace poco, hiciera un pronunciamiento oficial. Ojalá, tenga alcance internacional, para que no solo quede en eso; pues, de lo primero, no hay aseguramientos.
Hay armas y municiones y, los grupos delictivos, se disputan los espacios, que desde hace algunos años les cedieron y, los desorientados jóvenes, son llevados con engaños y les dan cifra a los muertos. De la investigación a los cárteles, alguien sabe… ¿a quién le toca? Porque lo último que supimos, fue del asunto del CONACYT. Ojalá den prioridad a las detenciones y aseguramientos, que tengan relación con los grupos delictivos. Eso sí es urgente.
En la investigación…, para referir a lo elemental…, pasa el tiempo y no logramos ponernos de acuerdo. Cada uno enseña, entiende y difunde -el sistema penal acusatorio- a su manera. Dicen que la historia no importa; quizá, por eso creen, que lo único nuevo es la oralidad (que ya existía en México), sin que la utilizáramos, en los juicios sumarios, pues era opcional. Tuvimos años para practicarla y… -hoy-, algunos, le ponen ‘peros’. Nada dicen de los elementos normativos, objetivos, subjetivos y de responsabilidad presunta, que -reubicados- subsisten, en el reacomodo de piezas.
El cambio de mentalidad, para generar otra actitud en el servicio público, demora en llegar y -muchos-, como antaño…, a la fácil. En todo ese escenario, está atascada la rueda.
De la Universidad…, solo diré con respeto: los universitarios tenemos identidad y pasión por nuestra alma mater, a ella nos debemos. Sea pública o privada, de presencia nacional o de alguna entidad; el paso por sus aulas nos formó y están en nuestra esencia. Al acudir, como docente, advierto el cariño de sus integrantes a sus instituciones. No los lastimemos.
A los universitarios hay que enseñarles en las aulas. Una vez que egresen, por lo que vieron en el entorno social (en el que viven los servidores públicos), y aparece el antes y después de la encomienda, y lo que lograron en su paso; ahí, empezarán los jóvenes a tomar partido. Con una acotación valiosa: ya no son los tiempos de antes -la tecnología y las redes sociales- sustituyeron a la torta y al refresco.
Hay que decirlo y, afirmarlo, hasta que quede claro -la justicia- no es de derecha o de izquierda. El día que por fin comprendan que…, “…no tiene color”, como lo escuché, en el lejano año 2000, de don Jorge Madrazo Cuéllar, entonces procurador de la República, no necesitaremos un número y una letra, bastará la “E” de excelencia.
Los actores de la vida pública, los que contienden por el control del poder, y por erigirse triunfadores de las contiendas, debieran -creo- sacar de sus discursos a los muertos y descalificar a las universidades. Hay temas en el debate, que no tocan, con todo y que son más productivos y menos lastimosos. A esos debieran dedicarles sus tiempos y sus talentos. Solo que…, como dijo un gobernador, no lo hacen porque…, “eso no da aplausos ni votos”. Aunque…, por los discursos de hoy, quizá los pierdan.
De los cinco rubros que evalúa la sociedad, la justicia y la reinserción social, estarán en el comentario, en alguna otra entrega.
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