
El 5 de febrero del año en curso, el señor presidente de la República no acudió a Querétaro, al festejo por el aniversario de nuestra Carta Magna, solo envió a quien lo representó. Ese día, él hizo su propio evento, en Palacio nacional…, que pudo ser desde el inicio, y …mejor no, lo hizo en la recta final de su administración; en la que hay -tres acontecimientos- muy notorios:
Primero. El doctor Arturo Zaldívar, quien fue propuesto como ministro por el licenciado Felipe Calderón…, …una vez que inició la llamada Cuarta Trasformación, asumió la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al concluir el periodo al frente de esa institución, retomó su función, solo como ministro y, sin esperar a que concluyera su estancia en la Corte, renunció para que comenzara el ‘ensayo’ de lo que pretende el señor presidente López Obrador: que -esos lugares- los ocupen abogados que se identifican, más con la actividad política que con la impartición de justicia. Atento los invito a leer mi artículo ¿Abrazo jurídico?
Vaya satisfacción… de quien se identificó con un presidente (hoy denostado por otro), del que parece servil y, mañana, con anhelo de regir la vida jurídica de México, con otra. En el fondo, quizá, sin identidad con ninguno de los tres. Sus ideales, parecen lejanos a la justicia; los superan -el protagonismo- en favor de lo que pretende, no de lo que el país necesita, con todo que así lo diga.
Segundo. Hace treinta años, un acontecimiento cimbró a nuestro país, por el atentado a un candidato presidencial, que fue lastimoso para -casi todos- los mexicanos. En la actual administración, no vencieron la tentación de invocarlo, bajo el reiterado supuesto del “segundo tirador”. Con aplomo y asombrosa madurez (en su juventud y ocupación política), el hijo del entonces aspirante pidió dejar el asunto ¡ya!, para reencauzar -a México- en la paz que tanto necesita.
Tercero. A escasos ocho meses de la conclusión de su administración, el señor presidente, envío al Congreso diversas iniciativas de reforma…, sin que se trate de algo urgente. No olvidemos que -por años- buscó llegar a la presidencia de México. Para ello, recorrió todos los municipios del país y, creo, recibió los comentarios de miles de mexicanos, por lo que acontecía y pudo percibir en el territorio nacional… cuando el amor por México… era más grande que…, ¿la pasión por el poder?
Una vez que logró su objetivo (con el apoyo de millones de ellos), es, hasta cinco años después, que presentó las iniciativas de reformas. Por el simple paso del tiempo, debió hacerlo por dos cosas: sin relación con lo que percibió en sus interminables recorridos, o con total jiribilla.
Porque desde el inicio de su administración, pudo acudir al Congreso y plantearlas al legislativo y -no- mejor ahora que ya se va. Como el doctor Zaldívar, quien después de cuatro años de presidir la Suprema Corte, ahora que ya no está, dice que México necesita un nuevo modelo de justicia. O, como el fiscal general de la República, quien después de 5 años, al frente de las investigaciones, de los delitos de competencia federal, ‘encontró’ -en los hechos y en los documentos-, que están en poder de esa institución (desde hace treinta años), a un “segundo tirador”.
Luego… -en los tres acontecimientos- … son remisos. Más bien, esos sucesos, que ahora acaparan las noticias y son el centro de discusiones… ‘rozan’, aspectos de tipo electoral, más que de carácter legislativo – jurídico – administrativo; como no ocurrió, ni en los mejores años del priísmo.
Con relación al proceso penal acusatorio… -también somos remisos-. La Reforma Constitucional de Seguridad y Justicia, data del dos mil ocho y, el cinco de marzo del año en curso, el Código Nacional de Procedimientos Penales, cumplirá diez años.
Al inicio de la actual administración, como algo significativo, ampliaron el catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa, y, el señor presidente, cada que puede, se solaza por ello; con todo y que, dicha medida jurídico – legislativa – administrativa, no tiene identidad con la sistemática acusatoria.
En el día a día, no existe la cabal comprensión que son tres momentos distintos: 1°. Lo que teníamos, 2°. Lo que tenemos y 3°. A lo que debemos arribar. Quien diga que -hoy- ya tenemos -en México- la práctica del sistema penal acusatorio, está fuera de lugar; basta referir a uno solo, de los muchos datos, para negarlo: en esa sistemática, no existe el auto de vinculación a proceso. Si antes renegamos del mini – proceso…, hoy deberíamos hacerlo, respecto del mini – juicio. Y no, en vez de avanzar…, nos quieren ‘vender’ eso de la elección de los juzgadores. Atento los invito a leer mi artículo Humo Jurídico.
Las procuradurías / fiscalías, ‘pueden dar’ para una candidatura, por lo que pasa ‘arriba’…, …por lo que generan, la cámara y el micrófono; ‘abajo’, …las víctimas y los ofendidos, sigue sin atención. Con un buen discurso y con decirles que van en contra de la corrupción y de los perversos… de antes…, …aunque sigan los vicios de siempre. Atento los invito a leer mi artículo Los réferis de la justicia.
En las vísperas del proceso electoral, algunos actores de los partidos políticos, ni se acuerdan del pueblo bueno. Buscan un salvoconducto y hasta cambian de piel, con el aval de… …sí, de él. Ahora que, la pasión -por el poder-, superó al… ¿amor por México? Esos actores… desayunan, comen, cenan… -y sueñan- con las candidaturas, las elecciones y con los ‘repartos’…, ganadas aquéllas.
Del proceso penal acusatorio…, desde el inicio de la actual administración, no les interesó. Con todo y que -en México- surgió por la inquietud de los países de Iberoamérica, con los que dicen identificarse y hasta quieren ser sus defensores. Por cierto, ellos sí avanzan… y, a pasos agigantados. Nosotros, …a mucho pesar, seguiremos siendo remisos.
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