Con motivo de la Reforma constitucional de seguridad y justicia de 2008 y, la consecuente implementación del sistema penal acusatorio, por segunda vez en México y, a consecuencia, la publicación del Código Nacional de Procedimientos Penales, aparecieron diversos comentarios; uno de ellos, el más recurrente e impreciso, “la puerta giratoria” (que gira desde tiempos remotos), desde la Roma republicana, incluso antes con los griegos.
El sistema penal acusatorio privilegia el trámite del proceso penal en libertad y, en muy pocos casos la reclusión por delitos de prisión preventiva oficiosa y deja, a responsabilidad del Ministerio Público, actuar con gran capacidad profesional y, en especial, con alto sentido de responsabilidad -que no siempre vemos- pues a falta de esa capacitación o, de ese sentido responsable, se escudan en el ´´nuevo sistema´´ para no hacer valer la prisión justificada.
En un estado moderno no es posible actuar, como en aquellas épocas y, “mandar” a todos a la cárcel. No solo porque los centros de reclusión gocen de la peor reputación; antes bien porque no está impuesto el castigo y, ello, trastoca garantías elementales. Echa, al bote de la basura, la presunción de inocencia.
Al inicio de la actual administración, de cuyo proceder me manifiesto respetuoso, fue notoria la pretensión de ampliar el catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa, quizá un poco por confusión y, por suponer, que ello implicaba una sentencia absolutoria. Al paso del tiempo vemos, en los asuntos emblemáticos de este sexenio, que no están en prisión, quienes con ellos se relacionan, sin que, por ello, debamos entender que están absueltos.
A ello, sumar dos cosas que parecen inciertas: generar una consulta, para aplicar la ley[1] y establecer que, al mundo delictivo, hay que enfrentarlo con abrazos.
Quien triunfa en las elecciones, asume el reto de gobernar y toma la decisión de -cómo y con quiénes- hacerlo. En el “cómo” y respecto a la decisión, de que hoy 15 de septiembre, de liberar a 682 internos de diferentes reclusorios estatales y 32 de prisiones federales, ¿por el día de la independencia?, bien vale hacer una reflexión: De acuerdo con el sistema penal acusatorio, si en los procesos penales de los hoy liberados, hubiesen seguido sus reglas, quizá no habrían estado en prisión tanto tiempo y, con lo que ello, implicó para ellos.
México no puede apartarse del entorno mundial. En unas veces damos (como el amparo, catecismo jurídico, en algunos países), y en otras recibimos, como ocurre ahora con el sistema penal acusatorio, para superar -más de cien años- de un mundo de papel, en el que, en muchos casos, pudo servir para justificar -prisión o libertad- en sentido opuesto.
En nuestro concepto, al margen de los resultados electorales, con los que cada seis años pareciera que nos reinventamos, bien haríamos en ceñirnos a la ley. Hacerlo de acuerdo con los principios jurídicos que garantizan resultados, no del momento ni del discurso, porque con ello, corremos el riesgo de apartarnos de la legalidad.
De lo aquí expuesto, sigue la confusión; pues, primero incrementaron el catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa y poco le han exigido al Ministerio Público, para hacer valer -con éxito- la prisión justificada en muchos casos. Con relación a lo que hoy aconteció, los que fueron a la cárcel, hoy los liberaron. Si a todo sumamos lo de… los abrazos, sí que es complejo el panorama.
Para quienes vemos el escenario, al margen de aspecto de tipo político, esperamos un caminar legal, ajeno a los ciclos en los que, quien asume el poder, siempre trae las receta mágica y, al final de su mandato, el carrusel giró y, en forma lamentable, nos deja en el mismo lugar. Ah, pero en tanto, escuchamos sus discursos y ellos, quizá, esperan muchos aplausos.
______________________ [1] Atento le (s) invito a leer mi artículo Consulta u operación Pilatos, en https://www.palemonalamilla.com/post/consulta-u-operaci%C3%B3n-pilatos
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