
El próximo 1 de octubre tomará posesión la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, como presidenta de México. Por todo lo que eso significa (primera mujer que tendrá tan alta investidura), en la secuencia quincenal de mis artículos -hoy- me refiero a algunas de las muy brillantes mujeres, que conocí en el desarrollo de mi vida estudiantil y profesional. Esas crónicas (y muchas más), las narré en mi libro Por la puerta de enfrente. Relatos de un agente del Ministerio Público, de AQUA Ediciones (2022).
De mi escuela primaria Justo Sierra, en mi natal Progreso de Obregón, Hidalgo, no tengo el dato que me permita referirlo -aquí-con claridad. De la secundaria Adolfo López Mateos (de ahí mismo), sí. En la ceremonia de clausura, la muy estricta y rigurosa profesora (nuestra directora), y, con ello, excepcional por los resultados de los que fuimos sus dirigidos…, …la premiación de aprovechamiento.
El primer lugar de toda la escuela secundaria, lo obtuvo Armida Zúñiga Estrada; quien, después emigró a la hoy Ciudad de México, para sus estudios de educación media superior y posterior ingreso a la Faculta de Química de nuestra gloriosa UNAM. Al concluir su carrera profesional, cursó posgrados y, por su aporte -a su profesión-, logró obtener el Premio Nacional de Química.
En la preparatoria Sara Robert de Tula, el mejor promedio de aprovechamiento de mi generación, lo obtuvo Gabriela Rangel Macotela. Lo cual no es fácil, porque -a esa prestigiada institución- concurren alumnos de diversos municipios de las entidades limítrofes (Hidalgo y Estado de México), con buenos antecedentes en escuelas secundarias de toda la región. La citada excompañera (originaria de esa capital Tolteca), con orgullo, portó nuestro lábaro patrio, en la ceremonia de clausura.
De la Facultad de Derecho, de mi gloriosa UNAM, no tengo el dato (por ese privilegio). Del posgrado, en la Barra Nacional de Abogados, sí. El primer lugar lo obtuvo una compañera; y…, en forma admirable. Lo fue, porque, los ingresos económicos, por su trabajo, solo le permitían pagar los gastos de la vida diaria; los costos de los estudios pre – universitarios de sus dos hijos, y los honorarios de quien (con ellos), cuidaban de su señor padre en el día (por enfermedad estaba en cama). En la noche -ella- (a lado de él), al pendiente de su salud, en tanto… estudiaba y, con los apuntes y con los libros, ‘burlaba’ los desvelos. El resultado…, …la muy destacada -mención honorífica- en la maestría.
En la vida profesional, en la entonces Procuraduría General de la República, tuve el privilegio de conocer y trabajar al lado de compañeras muy valiosas. Algunas siguen en la Fiscalía. De una de ellas, escribí en mi libro de referencia, lo siguiente:
“Respecto de las antenas parásitas, unos compañeros acudieron a realizar un cateo. Para perfeccionar otra investigación, pasaron a obtener datos a una población cercana y -ahí- los pobladores los retuvieron. La agente del Ministerio Publico Federal -retenida- mostró inteligencia y gran valor. Llevaba consigo dos teléfonos celulares, al requerimiento de sus captores, les entregó uno y, con el otro, cada que le era posible, me comunicaba (vía mensaje) detalles de la situación. Eso ayudó a planear su rescate, después de casi 10 horas de tensas actividades…”.
En tanto tuve < la gran satisfacción > de estar al frente de la institución del Ministerio Público en Baja California Sur, después de referir -a la necesaria renuncia- que debí pedir a un subprocurador; quien, como aquel procurador de la República (ni procuraba justicia ni hacía deporte), y, en su lugar, quedó la excompañera que era directora de Atención a Víctimas:
“…antes de que ella asumiera la responsabilidad -en la subprocuraduría- (en las 6 existentes), estaban al frente 3 damas y 3 caballeros. La nueva subprocuradora inclinó la balanza a favor de las mujeres. Además, la titular de la Unidad Jurídica y de Amparo, la visitadora y otras excompañeras, en diversas actividades -todas- dieron realce a la tarea, de procurar justicia, en ese ambiente de violencia. ¡Loable!”
Con motivo de la presentación del Código Nacional de Procedimientos Penales, comentado por jueces y magistrados del Poder Judicial de la Ciudad de México, el extinto doctor Miguel Arroyo Ramírez, en ese tiempo consejero de la Judicatura en la gran ciudad, propuso que -quien esto escribió- realizara los comentarios a la obra. Por esa actividad académica y en ese evento, tuve el alto honor de compartir el presídium, con quien será la primera presidenta de México.
Al concluir la ceremonia, con respeto, obsequié a la doctora Sheinbaum Pardo (entonces jefa de Gobierno de la CDMX), un ejemplar de la 3ª. Edición de mi libro La secuencia del procedimiento penal en el Código Nacional, que editó el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Atenta y cordial lo recibió.
Con respeto, a su persona y a la que será su alta investidura, como ciudadano de este gran país, atento le pido -a la señora presidenta- una profunda reflexión, respecto de la elección de jueces, magistrados y ministros. De lo que pude ver en mis excompañeras, no son ajenos brillantes caballeros, y, sobran ejemplos a destacar de quienes imparten justicia; y, no los pueden desplazar (los que llegarían a… ‘tomar la curva de aprendizaje’), y poner < por encima de todo eso > un OCHO de promedio y la carta de cinco vecinos. Es una grave ofensa, para quienes construyeron -en años-, y desde los cimientos.
Si bien, ya fue aprobada la Reforma al Poder Judicial, secundo a quienes sustentan lo indispensable del trámite jurídico y resolución consecuente, para hacer valer el estado de Derecho…, …por el bien de México, de hoy, y de nuestros descendientes. Hacia adentro y hacia afuera del país, no es posible correr riesgos y dejar que -la euforia y la confusión reinen- por lo que nos traerá a consecuencia; y -ahí-, hace falta la mano de la señora presidenta.
Dicen que “…llegó el tiempo de las mujeres”. Para un servidor de usted, lo es… -desde siempre-, por la formación que me dio mi madre, y por lo que aquí les comparto de mis excompañeras.
Deseo, para la primera mujer presidenta de la República, salud y una administración de éxito; incluso, bajo la premisa coloquial: “si le va bien a la presidenta, le ira bien a México”. Y que, en seis años -al despedirla- dentro y fuera del país, aludan a la estadista, que se atrevió a tomar el estandarte de la justicia < en la justicia >, y, por no dar la espalda, a quienes -con esfuerzo- escalaron desde abajo.

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