
Les reitero mi felicitación por el inicio del año 2023. Con agrado, retomo la publicación de mis artículos, que suspendí a finales de noviembre, para dar paso a la difusión de mi reciente libro Por la puerta de enfrente. Relatos de un agente del Ministerio Público, que apareció bajo el sello de AQUA Ediciones, y, por ahora, solo podemos ofrecerlo en versión impresa.
La noticia de mayor impacto, en los albores de este 2023, y con alcance internacional, es la que emergió desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la elección de la doctora Norma Lucía Piña Hernández, quien presidirá el Poder Judicial de la Federación, por los próximos cuatro años. Algo inédito en esa institución, que siempre fue presidida por varones.
A consecuencia, y entre otras cosas, surgieron diversos comentarios, artículos y notas relativas al protagonismo que -día a día- está alcanzando la participación de las mujeres en la vida pública, como lo han hecho -ya- en la ciencia y en otros escenarios no menos relevantes.
Al respecto comentaré, que en tanto estuve al frente de la institución del Ministerio Público, en el estado de Baja California Sur, de las seis subprocuradurías, en tres de ellas, estaban al frente mujeres y en la recta final de esa actividad, ya eran cuatro[1]; además de la coordinadora general del Jurídico, la visitadora, directoras, subdirectoras, agentes del Ministerio Público, de la Policía y en servicios periciales. Hoy día, el trabajo -de las mujeres-, debe ser incuestionable en todos los ámbitos.
Quizá no debiera hacerlo, por no tener las ‘cartas – credenciales’ para ello; empero, correré el riesgo de alguna corrección, al referirme a quien hoy está al frente de la Corte, como “presidente”. Dicen que -lo correcto- es llamarla ‘presidenta’. Solo que, la acepción no es por genero y sí por gramática. Ya un diputado hizo alguna expresión al respecto. Abundaré, a lo que expuso el legislador, con el soporte que aparece en línea y, en un video -explica-, quien así lo hace:
“…en español existen los principios activos, como derivados verbales… el participio activo del verbo atacar es atacante, el de sufrir es sufriente, el de cantar es cantante, el de existir existente…” y, se pregunta, quien así lo expone, “…cuál es el participio del verbo ser…” y se responde “…es “ente”, el que es, es el ente… tiene entidad, por esta razón… para referir a quien denota capacidad de ejercer la acción, que expresa el verbo, se le agrega la terminación “ENTE”, por lo tanto a la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta…, independientemente de su género”.
Concluye su explicación, con la cita a diversas expresiones llenas de imprecisión, En los siguientes términos: “…se dice capilla ardiente, no ardienta; se dice estudiante, no estudianta; se dice adolescente, no adolescenta; se dice paciente, no pacienta; se dice comerciante, no comercianta…” Acota, con la referencia -correcta- que hicieron en Chile, a Michelle Bachelet, a quien llamaron, señora presidente”, cuando lo fue en ese país.
Al margen de temas gramaticales, de los que -los verdaderos expertos- nos seguirán instruyendo, es relevante destacar que, quien hoy preside la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tiene desempeño profesional -por años- en esa institución.
En distintos escenarios (incluso en mi libro de referencia), refiero a la importancia de que estén al frente, de la Seguridad Pública y de las procuradurías / fiscalías, quienes tengan trayectoria en esas instituciones, y lo ilustro con la expresión que puede resultar hasta coloquial, sin que por esa razón carezca del peso que tiene: “para ordenar, hay que saber hacerlo”. Como -por lo regular- ocurre en el Poder Judicial (federal y locales), y ello marca diferencia.
Las tareas de seguridad pública, procuración e impartición de justicia, son de alta complejidad. Lo vemos en el día a día; luego, es indispensable que las realicen los que tienen expertís, para no improvisar o experimentar, con cargo a los destinatarios de la seguridad o de la justicia.
Por años, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue el asilo de políticos. A qué fueron, sin conocer de procesos civiles, penales, laborales, las acciones de inconstitucionalidad y otras complejidades de la técnica jurídica. Cómo impartir justicia (a esos niveles), procedentes de la trinchera de los discursos, de las lides partidistas y, de otros actos, en los que la justicia suele ser tan lejana y, de facto, convertirlos en ¿ministros? Qué delicado.
El político, por alta que sea su investidura, no puede ni debe desdeñar a la seguridad y a la justicia. En algún episodio, de la vida pública, pareció que la Corte dejaba de ser el refugio de viejos políticos o de ‘amigos’, que iban a firmar, lo que les llevaran sus secretarios (como lo hicieron cientos de jueces en el sistema penal tradicional), en el que -ni a sus procesados conocían-, y desde sus privados impartían la justicia, que, desde las altas cúpulas, algunos añoran.
Por lo anterior, imposible no citar, por enésima vez, al doctor Jorge Madrazo Cuéllar, quien, en el lejano año 2000 (previas las elecciones), nos dijo, en una reunión de delegados de la entonces PGR que encabezaba, al conminarnos a plegarnos a nuestro trabajo: “…señores, la justicia no tiene color”. Años después, pareciera que -algunos- no lo han entendido, con el atraso que ello ocasiona al país.
Que, en este año nuevo, la salud y los éxitos estén con ustedes; que surja la muy necesaria reflexión, para que, en todos los niveles, las tareas de seguridad, procuración de justicia y su impartición, estén a cargo de quienes hayan hecho carrera en esas instituciones, sean hombres o mujeres y, en especial, para que la justicia -sin color- muy necesaria, rija en todo México.
Desde el siempre productivo Valle del Mezquital, en Hidalgo, saludo con admiración y respeto, la elección de la señora presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
[1] Con más información, en mi libro de referencia.
留言