El señor presidente de México ha expuesto que, en los tiempos de su mandato, todos podemos expresarnos sin restricción; a consecuencia, le tomo la palabra. Aclaro, mis comentarios, sin relación alguna, con la actividad de los partidos políticos, de los que soy ajeno y les reitero mi respeto.
En los espacios noticiosos, que día a día realiza el señor presidente, en forma recurrente alude a la autonomía de la Fiscalía General de la República. Ante cualquier planteamiento, relativo al quehacer de esa institución, de inmediato se desmarca y reitera su respeto por quien está al frente de la misma.
Contrario a esa expresión, en los informes de seguridad (del día 20 de cada mes), trastoca (n) esa autonomía. Ahí, un subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, alude -por lo regular- al trabajo de algunas fiscalías estatales, por los resultados que ahí ofrecen.
En el informe de febrero de 2022, el subsecretario, en presencia del titular del Ejecutivo y dentro del Palacio nacional, mostró imágenes de los alias… “El pitufo”, “El chamarras”, “El tartas”, etcétera, y surgen las interrogantes, eso… ¿no es devaluar la muy alta figura presidencial? o, en sentido contrario, ¿no es elevar -a primer nivel- el mundo delictivo? A mi entender, si el presidente está cerca del pueblo (es inmejorable), a un lado de las imágenes de los ‘alias’ (parece degradante).
Ahí, la secretaria, del ramo, aludió a los avances en seguridad pública, como en una suerte de ‘serpientes y escaleras’; pues, en lo que no hay una mejoría, relativa al mes de informe, el comparativo es con otros periodos, incluso, con otros años. El caso es salir bien. Desde luego, la información es relevante, por desproporcional que pueda resultar, ante el avasallador mundo delincuencial, justo en el que -los resultados- no son buenos y, a consecuencia, preocupantes, por ser los que más ‘cimbran’ al país y de los que dijo, hubo un aumento del 71.4%.
Al día siguiente, del informe que refiero, a pregunta expresa de una reportera, dijo el presidente, que el ingreso de 10 vehículos con 50 hombres armados, a una población del norte del país, fue a consecuencia de las detenciones, algo por demás desconcertante. Y lo es, porque para evitar esa presencia y los llamados “levantones”, ¿ya no van a detener a nadie?, o, es -cada vez- menos controlable el problema, por las secuelas. Eso es muy delicado y alarmante, si días después, hubo una masacre en la que, quienes la perpetraron, hasta lavaron los ríos de sangre.
Comparto, lo expuesto por el señor presidente, respecto de la importancia de atender las causas que originan la violencia delictiva (no lo de los abrazos). Es por demás relevante la prevención del delito; solo que, en tanto es posible que -esa atención- a que refiere el Titular del Ejecutivo, cristalice, la muy lastimosa violencia, que inició hace años, cada día avanza.
Al respecto, bien valdría la pena, que, en esos informes, refirieran a las acciones de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (antes de la comisión del delito) y del que realiza la Fiscalía General de la República, en general y, la SEIDO, en particular (a consecuencia de), para acotar a la delincuencia organizada; aunque, con ello, trastoquen la defendida autonomía.
Mucho de lo que ahí informan, es a consecuencia de la integración de una carpeta de investigación, indispensable para obtener (ante el Juez), una orden de cateo y para llevar, ante la autoridad judicial, a los detenidos, formularles imputación y, después, el juzgador, vincularlos a proceso. Luego, el peso de la investigación y demás actos jurídico – procedimentales, los realizan las fiscalías estatales que son, a mi entender, quienes deberían informarlos, como respuesta a los gobernados; quienes, poco o nulo acceso, tienen a la conferencias matutinas.
Si bien hay reporteros de algunas entidades, que pueden llevar la noticia, aparecen los contratiempos, porque no siempre tienen la suerte de ser considerados, por la desproporción -en el tiempo- entre quien pregunta y el que contesta; pues, de la veintena de comunicadores, solo alcanzan a participar cinco o seis (las respuestas pasan por la historia, las anécdotas, la retórica), por momentos, como si -ahí- fuera un acto de campaña. Con todo respeto, olvida el señor presidente que son tiempos de la nación.
En tanto atendieron a los representantes de los medios de comunicación, la doctora Olga Sánchez Cordero, en una primera ocasión y, en la segunda, el licenciado Adán Augusto López Hernández, por los contagios del señor presidente, por el COVID-19, hubo fluidez, por ofrecer respuestas con objetividad, contrario al sesgo, para llevarlas a otros terrenos, que suele hacer el titular del Ejecutivo, ante la pasividad de quienes preguntan.
El voto de millones y millones, de mexicanos, colocó en un muy alto podio al presidente; quien, desciende en forma frecuente y lo hace -hasta de oficio- para ocuparse de cualquiera de los frentes, que tiene abiertos. Pasa por alto aquello que ‘alguien’ dijo con sapiencia: “la discusión solo se da entre pares”. Luego, el recurrente enfrentamiento, no corresponde a su jerarquía. Son acciones partidistas, de las que él debe ser ajeno o de justicia, en la que, también necesita la respuesta.
Desde su alta investidura (no por ello, lejano al pueblo), el presidente, debe analizar quien (es) de sus colaboradores no realizan su trabajo con atingencia, de acuerdo con lo que ocurre -en el día a día- y, en materia de seguridad, no ‘apostar’ por los abrazos, que -hasta hoy- le regresan con ráfagas, “levantones” y desapariciones de sus gobernados y, ante ello, la prevención, seguridad e investigación, parecen ausentes.
El argumento de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, por el incremento en los delitos de delincuencia organizada, en su informe de febrero… (…porque iniciaron más carpetas de investigación [de 14, en enero, a 24 en febrero]), es muy simple y hasta insultante. Insisto, en vez de hacer relatorías -por lo que pasa y vemos en el día a día-, debiéramos conocer -los avances- por sus estrategias; de otra manera, en esos informes mensuales, solo hay datos, no resultados.
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