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EL INACIPE, SU FUTURO Y DOS ESCENARIOS

Foto del escritor: Palemón AlamillaPalemón Alamilla

Actualizado: 8 jul 2021


En mayo del 2009 regresé al INACIPE. Años antes acudí a cursar un diplomado y, en algunas otras ocasiones, a escuchar las ponencias de distinguidos catedráticos, en diversos eventos. El regreso, para exponer una cátedra. Privilegio, de gran responsabilidad. Ahí disertan los más notables juristas en materia penal.


En ese grupo, cursaban la especialidad en función ministerial; es decir, caminaban hacia a la entonces procuraduría general de la República, a desempeñar la actividad de agentes del Ministerio Público Federal. Precedieron, a mi llegada, aproximadamente 14 años de servicio en la PGR, tiempo en el que desempeñé dicha función; además, subdelegado, auxiliar del procurador, coordinador de asesores de un subprocurador, delegado y fiscal en la SIEDO. En la academia, una vez que cursé la maestría, la tesis de grado, fue mi primer libro.


Sin duda, esos antecedentes ayudaron a que -el grupo-, se dijera satisfecho por mi exposición. Ayudó también, para que las puertas se abrieran una y otra vez. Ahí estuve por años. A la conclusión de mi tarea profesional, de mayor responsabilidad, continué con la docencia y la exposición a distancia en algún evento. Para entonces, tres obras y dos más en coautoría, ya publicadas (una con el sello editorial del INACIPE). Hoy, las circunstancias son distintas. La satisfacción, para siempre.


Participé en decenas de grupos. Pude dirigirme a cientos de alumnos, quienes llegaron de distintos puntos de la geografía nacional, egresados de instituciones públicas y privadas. En ese escenario, fue posible ver a quienes, al tomar la calle, una vez que terminan la licenciatura, muestran -como me pasó a mí-, la confusión del novato y hasta el pánico escénico. Es ahí, en donde aparece el gran INACIPE, en una de sus facetas, por su prestigio y la sapiencia de sus profesores, para consolidar los estudios de quienes optamos por la materia penal.


En mis tiempos, debimos estudiar la licenciatura en cinco años y la maestría, en dos anualidades. Quienes estudiaron un doctorado, debieron dejar muchos meses más, en la investigación, hasta obtener el grado. Hoy, hay licenciaturas de tres años, maestrías de doce fines de semana y doctorados -que no otorgan-, a consecuencia de una investigación, lo cual es respetable; empero, con riesgo de solvencia profesional. Ante ello y por la referida faceta, es más indispensable -aún- la razón de ser del INACIPE.


En 11 años, corroboré la relevancia de las tareas de ese Instituto. Pude escuchar a algunos de los estudiosos, -de las ciencias penales en el mundo-, quienes solo tuvieron elogios, para la institución de mayor prestigio -en materia penal-, de América latina.


En estos días, aparecen noticias en diversos sentidos, respecto del futuro, del muy reconocido Instituto Nacional de Ciencias Penales. Algunas, incluso, con tintes de carácter político. Por el bien de las ciencias penales, valdría la pena separar, una cosa de la otra. Los tiempos actuales generan rispidez, que se asocia a la renovación de gubernaturas, congresos y presidencias municipales; de lo que -esas ciencias-, son ajenas.

En el otro escenario, el 11 de marzo último, publicaron la reforma a los artículos 94, 97, 99, 100, 105 y 107 de la Carta Magna. Con ello, el Poder Judicial de la Federación tiene una nueva estructura. A lo anterior, expuse mi punto de vista. Dije que, la institución que imparte justicia -en la competencia federal-; además de ser garante de la Constitución, desde siempre ha tenido solvencia profesional y, solo adaptará los nuevos roles, de su labores, con la misma capacidad.


Lo anterior no resuelve el problema de justicia en México. Para eso, los tribunales de las entidades federativas -dije también-, deberán asemejar su función a la del Poder Judicial de la Federación y, las fiscalías / procuradurías, deberán estar al nivel de quienes imparten justicia (ahí, es infaltable el INACIPE). De no ser así, solo será otro suceso, para los que siempre han resuelto con solvencia. Los otros, seguirán en el olvido.


Las actividades del INACIPE, insisto, son muy necesarias en el campo de la procuración (federal y local) e impartición de justicia (en el fuero común). Si el gran instituto de las ciencias penales -orgullo de la América hispana- desaparece, sería -si aceptan la imagen-, como si, a la ciencia médica, le quitaran los estudios de cardiología; no quedaría más que contradecir al compositor de un muy gustado huapango y, curarnos… “…con caldos de gallina, con todos sus materiales”.


Por el INACIPE, miles de sus egresados de los diplomados, especialidades, maestrías y doctorados, hoy trabajan con solvencia profesional, en distintos escenarios. Las actividades de sus investigadores son de excelsa relevancia. La majestuosidad, de su biblioteca, es de clase mundial y sus publicaciones, por demás ilustrativas, entre otras cosas.


Con todo y los traspiés, propios de toda institución, en años y años -el INACIPE- alcanzó el prestigio y resonancia que tiene. Ojalá no los pierda en unas semanas.

 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

Progreso de Obregón, Hidalgo.

Correo electrónico: info.alamilla@gmail.com

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