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EL DEPORTE Y LA JUSTICIA PENAL

Foto del escritor: Palemón AlamillaPalemón Alamilla



Reitero mi felicitación, para usted (es), con motivo del año nuevo, y el deseo de que superemos la amenaza a nuestra salud, por la variante ‘ómicron’. Con respeto, invito a todos a seguir cuidándonos.


Por cierto, a causa de la pandemia, los estadios estuvieron vacíos y, la autorización, para ocuparlos, fue paulatina, hasta verlos repletos de gente, que regresó, para dejar meses de ‘encierro´ y ver su deporte favorito. Eso sí, no sabemos qué pasará, ante esa nueva variante.


Al margen del insustituible tema de salud, hoy refiero a las reglas del deporte y, al respecto, bien podríamos realizar -una encuesta- en algún estadio de fútbol, para preguntar a los asistentes… ¿Ha leído los Reglamentos Generales y conoce las 17[1] Reglas de Juego?, …que refieren, entre otras cosas, al terreno; al balón; al jugador; a los equipos y su equipamiento; al árbitro, etcétera, etc.


En el majestuoso estadio Azteca, lleno a su máxima capacidad, cuántos, de los 95 mil asistentes, alguna vez hemos leído la normatividad aplicable a la contienda deportiva ¿acaso el 2%?; es decir, ¿solo 1,900 asistentes? Cierto, por cada vez que acudimos al estadio, vemos los encuentros deportivos en televisión, cualquier cantidad de veces y, ahí, en forma indirecta, los comentaristas aluden a algunas de las reglas del juego, siendo ese, nuestro único referente.


Si diéramos otro sentido a la encuesta y preguntáramos: acude usted al estadio, por departir con amigos; por diversión; por desahogo; con conocimiento de las reglas del juego, entre otras preguntas. Creo y lo afirmo, sin temor a equivocación que, ocuparía el menor porcentaje, el relativo al conocimiento de la reglamentación.


En campeonatos recientes, de fútbol soccer, apareció un auxiliar del cuerpo arbitral, con el Video Assistant Referee (VAR), en el que trabajan expertos en arbitraje, quienes (con el auxilio de la tecnología), apoyan al árbitro central, en algunas decisiones en particular, para que corrija; incluso, acuda a ‘revisar’, para confirmar o modificar su decisión inicial, y sea más justo.


En los encuentros de futbol americano, utilizan la tecnología, desde hace muchos años (me entero por mis hijos, quienes gustan y entienden de ese deporte) que, en algunas jugadas, el cuerpo de referees impone una sanción, como regresar el avance -del equipo infractor- algunas yardas, lo que hacen del conocimiento del público (asistente y televidente), y aparece lo interesante.


Y es interesante -y se torna relevante- porque el asistente al estadio, que no lee (dicho con todo respeto), la normatividad aplicable, y solo comprende algo, por el dicho de los comentaristas (no siempre con objetividad), escucha de quien impone la sanción, por la causa que la generó.


Si de justicia deportiva se trata, a mi entender -en México estamos a la vanguardia-, en “el deporte nacional por excelencia”: la charrería. Desde hace años, hay una normatividad que, como toda disposición, evolucionó, hasta llegar al Reglamento General de Competencia, que hoy lo integran 19 capítulos y 231 artículos relativos a, …las competencias; integrantes del equipo; el capitán; el caporal; los jueces; competencia deportiva; vestimenta, etcétera, etc.


Lo destacable es que, en todas y cada una de las 9 ‘suertes’ (desde la cala de caballo, hasta el paso de la muerte), después de la participación de cada charro, el cuerpo de jueces -de cara al público-, en voz de uno de ellos, emite la calificación.


Luego, la charrería, que inició en el campo (muy lejos de las retóricas de sabios), -fue[2]- uno de los pocos distractores en las comunidades rurales, y nos acostumbramos a escuchar, de la autoridad deportiva, por ejemplo, en el jineteo de yegua (también hay de novillo), la calificación ‘base’, de acuerdo con la reacción del animal, los puntos adicionales y los que, en su caso, le restan; incluso, alguna descalificación, que refiero, como algo ilustrativo:


“Calificación de la jineteada: 18 puntos, más 5 adicionales: 2 por ‘correr’ las piernas (el jinete mueve las piernas, de abajo hacia arriba, a la altura de la cabeza del animal, en claro desafío), 1 por poner verijero (para provocar mayor reacción de la yegua), 1 más por quitarlo, y 1 por bajarse con el pretal (de donde se agarra al jinetear), en la mano; menos 1, por no caer de pie (al bajar). Total 22 puntos”. En el supuesto de que el jinete se apoye, en la barda del ruedo o en algún otro lugar, viene la descalificación y dice el vocero de la autoridad: “CERO, por apoyarse”. Así, el público, armoniza lo que ve y lo que escucha; además, conoce y hasta domina el Reglamento.


Entonces, la justicia deportiva -en la tradición mexicana- desde antaño, es pública y clara. En tanto, la justicia penal, que llegó de otros confines…, con un sistema mixto (precedido del inquisitivo [de la Roma imperial]), …siguiendo la enseñanza que nos trajeron, lo practicaron -casi un siglo- en interminables resoluciones y, con investigaciones, ‘en lo obscurito’, a las que -hoy- parecen aferrarse.


Lo anterior, porque desdeñan al sistema penal acusatorio; que, cierto, también llegó de otros confines, solo que, es público, claro y objetivo. Nació en la Britania, por las costumbres imperantes en sus campos, granjas, caminos y villorrios (alejado de las obras de los grandes jurisconsultos romanos)[3], como los usos y costumbres (de los pueblos y comunidades indígenas), y lo vemos con mayor identidad, con la justicia, de la charrería.


“El deporte mexicano por excelencia”, nació y tomó forma en el campo y -hoy- hay una reglamentación, que hasta cronometra diversos tiempos y, es, una disposición armónica con la modernidad. Eso sí, qué lejos está, por aspectos de tipo cultural, de los que pretenden -dar un paso atrás- en el sistema de justicia penal en México. Qué paradoja.




______________________ [1] El campeonato mexicano tiene 17 fechas. La FMF, bien podría enunciar, una regla por jornada, en diversas plataformas y en los boletos. [2] Ahora, hay un Congreso Nacional, cada año, y es todo un acontecimiento. [3] Del sistema inquisitorio al moderno sistema acusatorio en México. SCJN. Abril del 2013.
 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

Progreso de Obregón, Hidalgo.

Correo electrónico: info.alamilla@gmail.com

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