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DE PLÁCEMES

Foto del escritor: Palemón AlamillaPalemón Alamilla



En 1988 apareció, dentro de la entonces Procuraduría General de la República, la que denominaron Subprocuraduría de Investigación y Lucha contra el Narcotráfico; y, como subprocurador, el licenciado Javier Coello Trejo. En 2021, Editorial Planeta, publicó el libro El fiscal de hierro. Memorias; en el que, don Javier narró, entre otras cosas, su llegada, actividades y salida de esa institución.

 

Como en toda actividad pública, pros y contras. De los primeros, las detenciones, consignaciones y obtención de sentencias condenatorias, por el personal de esa subprocuraduría (en contra de quienes se relacionaron con el mundo delictivo de esos tiempos); los aseguramientos de drogas, inmuebles (casas, edificios, hoteles, ranchos), aeronaves, yates, lanchas, vehículos (tractocamiones, camiones, coches), numerario en efectivo, en cuentas bancarias y joyas, no tiene paralelo en México.

 

A mi ingreso, a la entonces PGR, como agente del Ministerio Público Federal, me comisionaron en la Dirección de Control de Procesos de esa subprocuraduría. A principios de abril de 1989, detuvieron a quien encabezaba el mundo delictivo de esos tiempos y, a la fecha, ya pasó más de 35 años en prisión. A los 50 días de su detención, me adscribieron al Juzgado Décimo de Distrito (reclusorio Sur), en el entonces Distrito Federal, para participar en el proceso penal en su contra, como lo narré en mi libro Por la puerta de enfrente. Relatos de un agente del Ministerio Público, que publicó AQUA Ediciones.

 

En las ‘contras’, es cierto, algunos incurrieron en excesos, y no faltaron los desleales con la institución. Por fortuna, los menos. La poderosa subprocuraduría fue objeto de ataques en diversos sentidos. De la lectura, de las memorias del licenciado Coello Trejo, es posible ver todos los entornos. Por su salida, crearon una estructura diferente, porque un General que no es abogado, no podía ser subprocurador. Militar a quien, después, relevó otro; y, por cierto, le impusieron larga condena de prisión.

 

Años después, ante el asfixiante mundo delictivo (al que le aflojan la correa [¿quiénes y por qué?]), otra subprocuraduría irrumpió en el escenario de la entonces PGR, la de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), en la que tuve el privilegio de laborar. Mi llegada, actividad y salida, de ahí, también la narré en mi obra de referencia.

 

La SIEDO (como la que dirigió el licenciado Coello Trejo), también sufrió el embate desde diversos frentes, por los entornos que crearon ¿quiénes y por qué? Los que estuvieron al frente (de la SIEDO), en los tiempos de rigor, todos sabemos lo que les pasó. Con los que siguieron al frente, sin capacidad o ¿sin voluntad?, perdió su esencia, hasta que…, más bien, …la burocratizaron.

 

Dos cosas destaco, de la actividad y funcionamiento, de las dos subprocuradurías que referí en párrafos anteriores: 1. Nunca se escudaron en las decisiones de los jueces y magistrados del Poder Judicial de la Federación; quizá, disintieron por alguna que otra resolución (excepción, no regla). 2. Los niveles de violencia, en México, nunca estuvieron como están hoy.

 

De la marcada ‘caída’, las dos subprocuradurías de referencia, es posible preguntar… ¿a quién (es), ‘beneficia’ el desvanecimiento de las instituciones de rigor?, y, la (s) respuesta (s) surge (n) de inmediato: a los creadores de la violencia extrema; a los que siempre quieren estar de plácemes, a….

 

Por cierto, ya estaba la SIEDO en su esplendor, cuando inició el llamado sexenio de “el cambio”; y, a la PGR, llegó el General Rafael Macedo, quien encabezó las tareas de procuración de justicia (sin éxito), para desaforar al jefe de Gobierno, del entonces Distrito Federal, y hoy presidente de México. Con él llegó, entre otros, Genaro García Luna; quien, ya -ahí- sustituyó a la Policía Judicial Federal, por la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), de la que, después, se llevó personal a la Secretaría de Seguridad Pública Federal, en los tiempos de Felipe Calderón. Todos sabemos el desenlace.

 

Ah, y de la captura y reclusión de García Luna, en los Estados Unidos, la llamada 4T es ajena. Importante precisarlo, porque, ¡uf!, cuánto la cacaraquean y hasta la hacen su bandera.

 

Luego, esos cambios ‘sin ton ni son’, ¿solo se sumaron a las ‘caídas’ de las citadas subprocuradurías? Y, ahora, ¿qué sigue? eliminar -de un plumazo- a jueces, magistrados y ministros; vamos, casi, casi desaparecer al Poder Judicial de la Federación, para, con ello insistir, ¿quiénes estarían de plácemes?

 

Porque, esos jueces son, quienes procesan y sentencian a los integrantes de los grupos delictivos organizados (creadores de la violencia extrema) y, los segundos, ratifican esas sentencias; y, en vez de tener como prioritaria su elección…, el Ejecutivo debe exigir resultados -en seguridad pública-, a fin de que, los asuntos que llevan -a las fiscalías- tengan soporte; y, ya ahí, las investigaciones, adquieran rigor, para -así- llevárselas a los señores jueces; no, con imprecisiones, y después echarles la culpa.

 

Todo, en su conjunto, para frenar la violencia extrema. Porque, del homicidio de cuatro mujeres y dos bebés (hace dos semanas), pasamos (en ésta), al hallazgo de 19 cuerpos -sin vida- en un camión (solo por citar dos casos). Insisto, la elección de jueces… -no es de primer orden-, más bien, parece un distractor, frente a tan monstruosos hechos. Ante ese panorama y con la pretendida votación… en lo que, los ‘electos’ (sin experiencia), llegan y comprenden las complejidades propias de tan relevante tarea…, …un México sin policías, sin fiscales y ¿sin jueces? ¡Uf! ¡De plácemes!

 

En esta administración, la consolidación del sistema penal acusatorio tropezó. A eso…, sumar el impacto que ocasionaría que…, miles…, y miles de expedientes en trámite (más los que inicien), colapsen la justicia en México. Ah, y con efectos colaterales, en diversas áreas de la administración pública. ¿En eso consistía la trasformación? El pueblo bueno no despertó. Ciego, escuchó lo que le dijeron, y, fue a votar; solo es eso, no se engañen.

 

Así, al paso de los años, hasta la pretendida elección de jueces, magistrados y ministros (que muchos aplauden y se regodean)-, cómo entender que, más que el color del partido en el poder, pareciera que, los que quisieran regir los destinos del país…, son… ¿los que siempre quieren estar de plácemes?






 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

Progreso de Obregón, Hidalgo.

Correo electrónico: info.alamilla@gmail.com

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